El cine es un muchachote grandioso
pero yo no lo soporto, quizás
porque soy excesivamente visual.
Yo vivo con los ojos,
y el cine impide mirar.
La velocidad de los movimientos
y el rápido cambio de las imágenes,
fuerzan continuamente
a seguir adelante.
La mirada no se apropia
de las imágenes,
sino que éstas se apropian
de la mirada e inundan la conciencia.
El cine viste de uniforme a los ojos
que siempre habían permanecido desnudos.
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